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jueves, 24 de enero de 2013


Internacionalización de la empresa española, más que una opción, una obligación



        La internacionalización de la empresa española ha dejado de ser una opción para convertirse, en plena crisis económica, en una obligación. Así lo cree al menos Jordi Díaz, director de programas y relaciones internacionales de la Escuela de Alta Dirección y Administración (EADA).


Tanto es así que cada vez más los proyectos finales presentados por los alumnos de esta escuela de negocios barcelonesa, principalmente los dirigidos a equipos directivos, presentan planes estratégicos que incorporan el concepto internacional como elemento central.
Sin embargo, internacionalizar una empresa no es, simplemente, vender en el extranjero. En este sentido, aunque es común relacionar la palabra internacionalización con las ventas al exterior, el directivo de EADA cree que ésta es una lectura insuficiente.
Internacionalizar supone, incorporar el componente internacional en toda la cadena de valor. Se internacionalizan las ventas, las compras, la producción, las redes comerciales y de distribución y las personas, tratando de conseguir el mejor talento, independientemente del lugar donde se encuentre.
Pymes internacionales
En cuanto a qué empresas deberían afrontar un proceso de internacionalización, Jordi Díaz cree que las pequeñas y medianas empresas pueden y deben hacerlo, aunque, en la actualidad, son las grandes empresas las que realmente están internacionalizadas.
Según estudios recientes, aproximadamente una cuarta parte de las pymes están internacionalizadas, lo que demuestra, en opinión de Díaz, que queda un gran camino por recorrer en este aspecto. Las principales causas de esta escasa internacionalización hay que buscarlas en la inexistencia de un producto o servicio realmente competitivo para otros mercados, la falta de recursos económicos para iniciar este camino, el desconocimiento de mercados con potencial y la escasa formación del personal en este ámbito.
Hasta hace relativamente poco las políticas de internacionalización han ido principalmente dirigidas a empresas industriales, productoras de bienes y destinadas, principalmente, a promover misiones comerciales a ferias o facilitar el acceso a la financiación.
Según un informe de la Comisión Europea, este tipo de medidas de apoyo a empresas industriales y de manufactura suponen todavía un 70% de los programas de apoyo a la internacionalización a escala mundial. En la actualidad, debido a las nuevas tecnologías y a la mejora de los sistemas de comunicación y de transporte, el avance en el ámbito de servicios está siendo muy destacado.
Díaz recuerda que en materia de internacionalización, la propia institución a la que representa, EADA, es un ejemplo claro de haber emprendido hace más de una década un proceso de salida al exterior. De hecho su negocio ya está más fuera que dentro del país.
“Nuestra facturación internacional supera la nacional. Ahora, nosotros no somos internacionales solo por las cifras. Nuestra institución ha integrado el concepto internacional en toda la organización, desde nuestro órgano de gobierno, el patronato, hasta nuestros participantes, más de 80% internacionales, profesores, 50% internacionales, o el grupo de empresas a las que damos servicio y acompañamos en más de 40 países.
Por: Recursos Humanos RRHH Press

miércoles, 9 de enero de 2013


INTERNACIONALIZA TU PYME


Si queremos que nuestro negocio prospere debemos estar, constantemente, innovando, renovando nuestra idea de negocio, diferenciándonos de la competencia a fin de ofrecer a nuestros clientes algo más.



Podemos resumirlo entres ideas: trabajar, trabajar y trabajar, pero no más, sino más eficientemente. Y, sin duda alguna, un elemento diferenciador será internacionalizar nuestro negocio. Aparte de ser una de las opciones para salir de la crisis, no podemos quedarnos atrás pues muchos otros países ya lo están haciendo. No os descubro la pólvora si os dio que una de las consecuencias de la globalización ha sido trasladar a países emergentes, y por tanto con costes más bajos, líneas de producción y almacenamiento.
La internacionalización implica, en primer lugar, un cambio de mentalidad por nuestra parte. Cuando pensamos en países como India, China o Brasil seguimos pensando en pobreza y poca cualificación. Nada más lejos de la realidad: cada año se licencian en China 500.000 ingenieros superiores, más que en EE.UU. y Europa juntos. Y también se especializan fuera; por ejemplo, el 11% de los estudiantes que se doctoran en Estados Unidos son chinos y el 5% hindúes. Así, no es de extrañar que el 80% de la producción de electrodomésticos, ascensores, máquina herramienta, aerogeneradores o placas solares se concentren en sólo diez países en el mundo.
La razón es que Occidente se está quedando atrás. No sólo producimos menos sino que, además, aportamos menos trabajadores cualificados. Y puesto que no podemos competir en cuanto a precios bajos y la mayor parte de los expertos y especialistas provienen de los países emergentes ¿cuál es la solución?
En primer lugar debemos ser más productivos. Y es que en España trabajamos, de media, 277 horas más al año que Alemania y 214 más que Francia y, aun así, somos menos productivos. Y esto significa que no se trata de trabajar más horas, sino de trabajar mejor, ser más eficiente.
En segundo lugar, pensar que nuestro mercado es únicamente nuestro país es algo muy limitante. Por eso, debemos contemplar el mundo como un solo mercado. Así, debemos “ir” a todos esos lugares donde podríamos vender e instalarnos en los lugares que más competencia nos hacen. Pero, para hacerlo correctamente, no debemos hacerlo como extraños, sino de una manera natural y con un conocimiento previo de su cultura y sus costumbres. Para eso, es mucho más sencillo contar con profesionales locales que enviar españoles allí ya que los trabajadores locales tienen mucho terreno ganado, conocen el mercado, la cultura, etc. Debemos conseguir que nuestra empresa sea multicultural.
Por último, como es lógico antes de salir al exterior, es necesario conocer el mercado de destino y sus características, así como el protocolo de negocios internacional. También es necesario un cambio de mentalidad en cuanto a que no debemos pensar en los beneficios a corto plazo sino, más bien, en el medio-largo plazo. Miremos a los países emergentes como una oportunidad, no como un obstáculo, ya que los mercados que no crecen son los que no aprovechan las oportunidades que les ofrecen otros países. Aprovechémoslas y salgamos al exterior, porque tenemos talento para ello. La clave es internacionalizar.