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lunes, 21 de enero de 2013

EN BUSCA DE NUEVOS MERCADOS


Con el mercado interno deprimido, el sector exterior se configura como el único motor de la economía española. Se estima que en 2012 las exportaciones netas aumentaron más de un 4%, mientras que los demás componentes de la demanda agregada cerraron en negativo. La pujanza del comercio exterior no es un fenómeno nuevo, sino que se viene observando desde hace varios años. En 2007 la tasa de cobertura (la proporción entre importaciones y exportaciones) se situaba en torno al 53%; hoy ronda el 87%, y algunos organismos privados creen que podría superar el 100% en 2014. De hecho, España ya registra superávit comercial frente a la Unión Europea desde el primer semestre de 2011. Todos estos datos avalan el auge que está adquiriendo el sector exterior, sin el cual el producto interior bruto caería a un ritmo anual del 4%.

España no es el único país que está atravesando dificultades económicas. Con mayor o menor severidad, la crisis se extiende por la mayoría de los países de la zona euro, que han sido tradicionalmente el destino mayoritario de nuestras exportaciones. Así las cosas, las empresas españolas se están viendo obligadas a explorar nuevos mercados y a reorientar el destino de sus negocios internacionales.

La concentración geográfica sigue siendo bastante alta; pero el último informe presentado por la Secretaría de Estado de Comercio apunta hacia un cambio de tendencia. Según este documento, en los diez primeros meses de 2012, España aumentó de forma notable sus ventas a Oceanía (41%), a África (31%), a Iberoamérica (19%), a Asia (15%) y a Oriente Medio (12%). La única región donde mermaron las exportaciones españolas fue, precisamente, la zona euro.

Si se pudiera señalar una consecuencia positiva de la actual crisis económica, ésta sería la mayor diversificación geográfica de nuestras exportaciones. Se trata de un proceso de vital importancia para fortalecer el comercio exterior español y atenuar la excesiva dependencia de la eurozona.

Asia, Iberoamérica y Oriente Medio se encuentran en plena ebullición y cuentan con unas perspectivas económicas muy favorables tanto a corto como a largo plazo. No debemos olvidarnos de África, ese continente tan próximo a España y, al mismo tiempo, tan desconocido para la mayoría de nuestras empresas. En la actualidad, los principales socios comerciales de la región son China y Estados Unidos. España tiene cierta presencia en los países del norte, como Marruecos y Argelia, pero debe penetrar y ganar cuota de mercado en todo el continente.

Si hablamos de países, nuestras empresas tienen que dirigir sus esfuerzos hacia las grandes potencias emergentes, sin descuidar otros mercados de tamaño medio que gozan también de un fuerte potencial de crecimiento y una gran estabilidad política, como son Filipinas, Indonesia, México, Nigeria, Pakistán, Sudáfrica, Turquía o Vietnam. Se trata de países con más de 50 millones de habitantes y con una economía cada vez más sólida, en los que las firmas españolas pueden hallar grandes oportunidades de negocio.

Uno de los retos que debe afrontar España para la consolidación del sector exterior es el incremento de empresas exportadoras.

Otro desafío pendiente es el impulso de la innovación como requisito indispensable para competir con éxito en los mercados internacionales.

Y no hay innovación sin investigación. En este sentido, sería conveniente estrechar la colaboración entre las empresas y la Universidad de tal forma que las inversiones destinadas a la investigación redunden también en provecho de las empresas.