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lunes, 11 de febrero de 2013

La empresa española empieza a cogerle el gusto a la India


La llegada a la India ha sido lenta y tardía, pero en el último lustro casi se ha triplicado la implantación de empresas españolas en este emergente gigante asiático, y las expectativas están en alza.

Hoy el 'made in Spain' se ve en vagones de metro de la capital o en carreteras y tendidos eléctricos de ciudades indias; en el país se puede mojar pan en aceites de oliva o tomar vinos de reconocido sabor, y los vientos del sur son peinados por molinos españoles.

Tras registrar en la última década el crecimiento más alto de su historia, la India se abre ahora a una mayor liberalización económica y necesita un impulso en infraestructuras para no perder el hilo en un contexto global difícil.

Esta situación, unida al agotamiento del mercado interno español y al estancamiento de otros tradicionales, está animando a que cada vez más empresas españolas se decidan por el país de Nehru y Gandhi para hacer negocios.

Según datos de la oficina comercial de España en Nueva Delhi (ICEX), las primeras empresas españolas aterrizaron en la segunda mitad de los 90, aunque la verdadera eclosión sucedió a partir de 2008, año que coincide con el estallido de la crisis financiera.

Entonces había 80 compañías en la India, actualmente hay unas 200.En este periodo España ha multiplicado por cinco la inversión frente a los ocho años anteriores, situándose en el puesto 12 de la clasificación por países por delante de Italia, Australia o Canadá.

El sector de la automoción rompió el hielo pero la ola inversora reciente se caracteriza por su diversidad. Desde la alimentación a la electrónica, pasando por el químico, las infraestructuras, la cerámica y las energías renovables, mientras que otros sectores como las franquicias y el hostelero todavía están casi sin explorar.

Isolux, Gamesa o Borges se han convertido en nombres habituales en el país, casi referentes en sus ámbitos, y el tirón está animando a muchas pequeñas y medianas empresas, que también ven un gran potencial en las magnitudes de la India.

El proceso liberalizador no ha sido rápido, pero la desaceleración del PIB, tras años creciendo casi por inercia, ha llevado ahora al Gobierno indio a apostar con más firmeza por abrir sectores al capital extranjero: comercio minorista multimarca, seguros o pensiones, los más recientes.

Abierto el melón, solo faltan los proyectos. Si bien las relaciones bilaterales se han disparado, los 1.100 millones de dólares invertidos por España en los últimos doce años y los 4.500 millones de dólares de intercambio comercial representan apenas un 0,65 % y un 1 % del total en la India, respectivamente.

Fuente: Lavanguardia.com Economía